Prácticas del Lenguaje. Jueves 14 de mayo.
¿Me agregas como amiga?
Autor: Hernán Casciari.
La arquitecta Candela Prieto estaba a punto de apagar la computadora de
su oficina cuando recibió un mensaje en Facebook que decía así: «Hola, me llamo
Candela Prieto y tengo diez años. Te escribo desde el pasado. Primero que nada,
me alegra saber que en el futuro voy a ser flaca y linda. Tus fotos del muro me
encantan. ¿Me agregás como amiga?».
A Candela Prieto no le causó gracia el mensaje. Salió de la oficina
enojadísima y preguntó a sus empleados quién estaba haciendo ese chiste
espantoso. Todos la miraron sin entender. Volvió a entrar, se sentó en la
computadora y espió el perfil de la otra Candela. Había cinco fotos de su
propia infancia, y entonces se asustó.
Esas fotos ya no existían, porque ella misma las había roto hacía mucho.
En todas las imágenes estaba gorda, y tenía esos anteojos horribles, y el pelo
de una escoba, y los dientes torcidos. ¡Ah, cómo odiaba esas fotos! Sobre todo
una, en la que tenía una papada gigantesca... ¿Quién le estaba haciendo aquella
broma de mal gusto?
Respondió el mensaje con rabia: «Seas quien seas, no tiene ninguna
gracia. Sacá ya mismo esas fotos mías de internet. ¡Imbécil!».
La otra Candela respondió enseguida: «No te enojes... Solamente quiero
ser tu amiga y que me cuentes cuándo empezaste a ser linda. ¿Ese chico que
aparece con vos es tu novio? Está buenísimo».
Candela Prieto, la arquitecta, sonrió.
«¿Sos vos, Esteban? Cortála. ¿Dónde conseguiste esas fotos de cuando era
chica?», escribió la arquitecta.
La nena tardó en responder. «No. Soy Cande, ya te dije. ¿Quién es
Esteban? ¿Tu novio?».
La arquitecta estalló: «¡Lo que estás haciendo es un delito contra la
privacidad! Si no me decís quién sos, llamo a la policía ahora mismo».
La nena dijo: «¿Otra vez? Me llamo Candela, tengo diez años, mis papás
se llaman Laura y Eduardo y vivo en la quinta, pasando las vías.»
La arquitecta escribió con bronca: «¡Todo eso lo podés averiguar en
cualquier parte, idiota!».
La nena respondió: «Tengo un perro que se llama Caniche. Ayer papá me
llevó al garage, a solas, y me dijo que Caniche se va a tener que morir esta
semana, de viejo. ¿Te suena eso?».
La arquitecta Candela Prieto se quedó muda en su oficina, con los ojos
en el monitor.
La nena siguió: «Caniche es mi único amigo, porque en la escuela nadie
me habla. Y si alguien me habla es para burlarse de mí. En cambio Caniche,
cuando llego a la tarde, me salta encima y mueve la cola. Lo conozco desde que
nací, pero ahora ya no tiene fuerza ni me puede mirar porque se quedó ciego.
Estuve llorando toda la tarde, pero ahora veo que tenés 671 amigos en Facebook,
y que sos linda, y estoy mejor...», escribió la nena en el chat.
El mensaje quedó titilando un rato largo en el monitor. La arquitecta
Candela Prieto no respondió rápido porque lloraba y lloraba y no podía parar.
Hacía años que no lloraba por nada.
«Gracias por el piropo», dijo cuando se secó las lágrimas, «pero en
realidad no soy tan linda, solamente subo fotos donde estoy maquillada. Y de
todos esos amigos nada más que tres son de verdad. Al resto casi ni los
conozco. Pero decime, ¿quién sos?».
«No te voy a decir más quién soy, ya te lo dije tres veces y me tenés
podrida con eso. ¿Te puedo hacer una pregunta?», escribió la nena.
La arquitecta le respondió que sí, que podía hacer una pregunta.
«¿Cuándo empezaste a adelgazar, cuándo dejaste de usar anteojos, cuándo
se te corrigieron los dientes?», escribió muy rápido, con un montón de faltas
de ortografía.
«Más o menos a los doce dejé de comer porquerías, porque me empezaron a
gustar los chicos y ninguno quería bailar conmigo. A los trece pegué un buen
estirón. Dejé de usar anteojos a los catorce, cuando me pusieron lentes de
contacto, y los dientes no fueron mérito mío, sino del odontólogo.»
«Hay algo que no puedo entender», dijo la pequeña Candela. «Estuve
viendo un montón de fotos tuyas en tu casa... Ya sé que vivís sola, que comés
cosas raras y le sacás fotos al plato, que vas a fiestas, que sos arquitecta y
que viajás por muchos lugares... Pero nunca vi una foto tuya con tu perro de
ahora. ¿Por que no tenés fotos con tu perro? ¿Es feo?».
Candela, la arquitecta, respondió: «Es que no tengo perro».
La nena dijo: «¡Eso es imposible! Yo sé que siempre voy a tener perro.
Lo sé desde que nací... No puedo vivir sin perro».
La arquitecta Prieto se quedó perpleja. Era verdad: de chica ella le
juraba a todo el mundo que siempre tendría un perro. ¿Por qué se había olvidado
de algo tan importante?
El chat la sacó de esos pensamientos: «Me tengo que ir, papá me llama a
cenar», dijo la nena. La arquitecta solo atinó a escribir: «Chau». Y se quedó sola
en la oficina, sin saber muy bien lo que había pasado.
A las seis en punto de la tarde salió del trabajo y, en lugar de ir
directo a su casa como siempre, pasó por la veterinaria del barrio y se quedó
en la vidriera mirando cachorritos.
Había cuatro: un cocker, uno blanco precioso del que no conocía la raza,
un salchicha con cara muy divertida y el más chiquito de todos, que la miraba
por la ventana. Entró y se quedó con el último, que ni siquiera era el más
caro. Volvió a su casa con el perrito en los brazos, le dio leche y le puso de
nombre Caniche II.
Después se sentó en la compu, abrió su perfil de Facebook y aceptó la
invitación de amistad de Candela. Y también la buscó por el chat: «Cande,
¿estás?». Del otro lado nadie le respondió. «¿Estás, Candela? Ya llegué a casa,
y quiero contarte algo».
Del otro lado, silencio.
La arquitecta Prieto fue a la galería de imágenes de la nena y se quedó
mirando la segunda foto, en la que ella tenía diez años y el pelo desprolijo y
los dientes torcidos. La miró un rato largo: era la foto que más había odiado
en toda su vida. Entonces buscó el botón azul y lo apretó lo más fuerte que
pudo:
«Me gusta».
Se quedó un rato embobada, sonriendo.
Después cerró la compu y se fue a jugar con su perro.
Actividades.
1) Leer con mucha atención el cuento.
2) Realizar, a partir del cuento, el esquema de la comunicación.
3) ¿Cómo era Candela Prieto cuando era pequeña?
4) ¿Qué le sucede a la protagonista?
5) ¿Con quién se encuentra la protagonista?
6) ¿Cuáles son las emociones que experimenta la protagonista?
7) ¿De qué se da cuenta Candela cuando habla con la otra Candela?
8) Continuar el cuento imaginando la conversación entre Candela grande y
Candela niña. NO OLVIDAR: USAR RAYA DE
DIÁLOGO.
1)
ACTIVIDAD CREATIVA:
Con los materiales que tengas en casa (NO
HAY QUE SALIR A COMPRAR NADA), escribir, dibujar o hacer un collage sobre el
cuento. Debes incluir la enseñanza que dejo en vos la lectura del cuento.
2)
Ficha literaria:
¿Para qué sirve? La ficha literaria sirve para adjuntar todos
los datos de un cuento, libro, revista, etc.
Los datos que vamos a incluir en nuestra
primera ficha literaria son los siguientes:
·
Título:
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Género literario:
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Personajes:
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Temas principales:
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Temas secundarios:
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Resumen del cuento:
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Opinión personal:
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¿A quién se lo recomiendo y porque?:
La fecha de entrega es el viernes 22 de mayo.
seño y su gmail?
ResponderBorraremianoni86@gmail.com
ResponderBorrarTambién lo pueden enviar por WhatsApp.
emianoni86@gmail.com
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